En este quinto capítulo, Juan Felipe Duque, investigador posdoctoral de la Facultad de Gobierno, en conversación con la académica Isabel Castillo, aborda su investigación en aseguramiento de la calidad en educación superior desde la Ciencia Política y la incidencia de actores no institucionales en la política pública en educación en Chile y Colombia.
El académico, es doctor en Ciencia Política por la Universidad de Grenoble, y recientemente desarrolló un postdoctorado en la Universidad Católica de Lovaina. Realizó su tesis doctoral sobre aseguramiento calidad en la educación superior comparando Chile y Colombia y cómo han evolucionado las políticas de regulación en educación. Actualmente es investigador responsable del proyecto de Fondecyt de Posdoctorado “La influencia de los movimientos estudiantiles sobre la política de educación superior. Un estudio comparado entre Chile y Colombia” patrocinado por el académico del Departamento de Administración y Gestión Pública, Antoine Maillet. Hoy nos cuenta sobre su trayectoria de investigación, en Voces de la Facultad de Gobierno.
¿Cómo surge su agenda de investigación?
El aseguramiento de la calidad en educación superior se centraba en controles burocráticos con principal enfoque en procesos administrativos, que se realizaba desde los ministerios. Respecto a esta realidad: “me llamaba la atención que tanto Chile como Colombia presentaban ciertas similitudes de modelos educativos bajo lógicas de mercado, pero con interpretaciones de la calidad muy distintas”. El investigador declara que, estas interpretaciones son patentes en que en Chile la calidad es un concepto laxo, mientras que en Colombia está centrado en la excelencia académica, por lo que responden a legitimidades distintas. El enfoque abordado por Duque es pionero en abordar la calidad de la educación desde la óptica de la sociología política.
¿Cómo se establecen estos diseños de política pública en educación superior?
Tanto en Chile como en Colombia el aseguramiento de la calidad funciona en dos niveles distintos. En un primer nivel, está la entrada en el mercado que es el control de estándares mínimos de calidad en programas académicos, y el segundo nivel es la evaluación institucional. Estas similitudes se explican ya que a principios de los años noventa, embajadores del aseguramiento de la calidad de origen estadounidense contribuyeron en la promoción de agendas de estándares y autoevaluación en educación superior. En este sentido, estos actores fomentan la circulación de estos estándares de autoevaluación que más adelante evolucionaron en el cómo se entiende la calidad y los procesos de evaluación.
¿Los modelos chileno y colombiano tienen impacto en los resultados de política pública?
En este sentido, el investigador manifiesta que la respuesta es más bien ambigua. Por un lado, el control de calidad en Colombia permitió eliminar ofertas de programas de educación superior de mala calidad que no cumplían con exigencias mínimas. Sin embargo, constató que, se acredita a universidades tradicionales, las mismas que tuvieron influencia en el diseño de los estándares acreditación. Esto condicionó el horizonte de las universidades y los programa, especialmente en instituciones emplazados en territorios con necesidades de educación particulares. Por lo que, los criterios de calidad muchas veces pueden tener incentivos no favorables para ambos casos bajo estudio.
Enfoque en movimientos estudiantiles
De igual manera, la agenda del investigador incorpora elementos del impacto de los movimientos estudiantiles sobre la educación superior, donde Chile y Colombia presentan importantes diferencias. En el caso de Colombia, la incidencia del movimiento estudiantil es más bien esporádica y acotada a momentos específicos como el año 2011, donde logran bajar el proyecto del presidente Santos que creaba universidades de lucro, o en 1990 donde en el contexto de cambio constitucional emerge el movimiento “Séptima papeleta” que logra activar un proceso constitucional. No obstante, a partir de la década del 2000, se observa más bien una desactivación del movimiento. En caso contrario, Chile se caracteriza por un movimiento estudiantil con influencia durable en la política institucional. Movimientos estudiantiles se transforman en partidos a lo largo de la historia, y dirigentes en políticos. Teniendo ambos casos contextos institucionales similares en educación resultan ser disímiles en lo observado. Esto, declara Duque, motiva aún más establecer una investigación comparativa con enfoque en ambos países, que actualmente es un vacío en la literatura.
El proyecto de Fondecyt de Postdoctorado se encuentra en ejecución hasta el año 2028.
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