Por Lorena Oyarzún

Elecciones estadounidenses y sus efectos en la política exterior

Elecciones estadounidenses y sus efectos en la política exterior

El presidente de Estados Unidos, Donal Trump, se autoproclamó la noche del 3 de noviembre ganador, pese a no contar con resultados concluyentes en las elecciones que definirán la Presidencia del país durante los próximos cuatro años. En la oportunidad, también pidió detener el conteo de los votos por correo -que según varios pronósticos favorecerían al candidato opositor, el demócrata Joe Biden-, insinuando fraude y cuestionando la integridad de las elecciones, sin aportar ninguna evidencia real para ello. En tanto, desde su comando presentaron una demanda ante el tribunal de Michigan para detener el recuento de esos votos, argumentando que se les negó el acceso para observar la apertura de papeletas. Joe Biden, en tanto, solicitó esperar el conteo de todos los votos y tener paciencia.

Y si bien todavía falta conocer los resultados en estados clave, como el de Pensilvania, claramente la elección ha sido mucho más competitiva de lo que se esperaba, generando incertidumbre. Hasta el momento, ninguno de los dos candidatos ha logrado los ansiados 270 votos del colegio electoral para ser electo, por lo que deberemos esperar días o tal vez semanas, dependiendo de la mayor o menor judicialización del proceso, para conocer con certeza el ganador definitivo.

Sin embargo, tenemos algunas certezas, entre ellas, el que ninguna de las dos candidaturas arrasó, confirmando la existencia de una sociedad mucho más dividida. Situación que se puede entender al incorporar al análisis el contexto en que se realiza esta elección. Por ejemplo, el impacto del Covid-19 en Estados Unidos, que lo posiciona como el país del mundo con la mayor cantidad de contagios y de muertes, superando los 232 mil fallecidos. La pandemia afectó la economía nacional, una de las fortalezas de la actual administración. EE.UU. habría logrado pleno empleo, pero a partir de marzo fue decayendo, alcanzando en septiembre una tasa de desocupación del 7,9%.

Otro factor a considerar es el profundo malestar de un sector de la sociedad, representado en el movimiento “Black Lives Matters”, contra la violencia policial y el racismo evidenciado en la muerte de George Floyd. Todos estos elementos han convertido estas elecciones en un verdadero referéndum respecto a la gestión de Donald Trump y han incentivado una mayor participación, de hecho, la más alta en 120 años, alcanzando casi el 67% de padrón electoral.

Por otra parte y desde la mirada internacional, nos preguntamos sobre las posibles continuidades y/o cambios de la política exterior estadounidense, dependiendo de quién obtenga la Presidencia. En este ámbito, la mayor crítica a la administración de Trump ha sido debilitar el multilateralismo y privilegiar la acción unilateral. Por ejemplo, desestimó el acuerdo nuclear con Irán, el Acuerdo de París sobre cambio climático, promovió el asesinato del general iraní Qasem Soleimani y el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel.

De igual forma, ha criticado fuertemente a organismos internacionales claves en la coordinación de soluciones conjuntas y la centralización de la información, como la Organización Mundial para la Salud. Sin dejar de mencionar la “guerra comercial” con China. En cuanto a nuestra región, no ha mostrado una estrategia hacia América Latina, aunque destaca la controversial política aplicada en temas migratorios, con un virulento discurso contra migrantes, vulneración de los derechos de miles de niñas y niños separados de sus padres y la erosión del derecho internacional de refugio.

Y si bien existen incentivos para preferir la candidatura de Joe Biden, sobre todo si se considera la mayor certidumbre en el sistema, su elección no necesariamente significaría un cambio de 180 grados en la política exterior estadounidense. Seguramente habrá énfasis y formas distintas y un tono más comedido, lo que no es menor. De todas formas, gane o pierda Trump, habrá que recomponer muchas relaciones y considerar que su actual programa mantiene el apoyo de un importante sector de la sociedad estadounidense.

Columna publicada el 5 de noviembre en La Tercera.

Lorena Oyarzún es profesora asociada del Instituto de Asuntos Públicos y Coordinadora del Magíster en Ciencia Política.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de su(s) autor(es) y no necesariamente representan al Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.