Con gran convocatoria, este lunes 3 de diciembre se desarrolló la Charla Debates Actuales sobre Género y Masculinidades en la Escuela de Gobierno y Gestión Pública del INAP.
La iniciativa, organizada por la Comisión de Equidad de Género del INAP, forma parte del ciclo Diálogos de Género y Diversidad del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
La primera exposición estuvo a cargo de Carolina Muñoz, docente en el Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y consultora de la División de Asuntos de Género de la CEPAL.
Muñoz abordó la distribución de las labores de cuidados entre hombres y mujeres, dado que, según muestran las estadísticas, ellas dedican una mayor parte de su jornada a atender a niños, ancianos y enfermos.
"El tiempo de las mujeres está hipotecado. Nuestro tiempo no es un tiempo libre. Es un tiempo que se usa fundamental ente en tareas de cuidado. No es que los hombres no hagan tareas del hogar, pero lo hacen en proporción mucho más baja que las mujeres", explicó.
Por ello, planteó que históricamente los costos de la reproducción social "han sido asumidos fundamentalmente por las mujeres".
La profesora Muñoz también llamó la atención sobre la creciente necesidad de cuidados en distintos países, sea porque están experimentando un crecimiento demográfico, asociado a una mayor cantidad de nacimientos, o por el envejecimiento poblacional, en otros casos, que implica una mayor presencia de adultos mayores. Paralelamente, más mujeres han entrado al mercado laboral.
"Se requiere un nuevo pacto que configure el rol explícito del Estado como garante de resguardar el derecho al cuidado", señaló.
A continuación, el Director de EME - Masculinidades y Género, Francisco Aguayo, quien también es Magíster en Estudios de Género y Cultura U Chile y Doctorante en Psicología PUCV, se refirió a al patrón predominante de masculinidad y a las discriminaciones y desigualdades asociadas a éste.
Según afirmó Aguayo, hoy existe "un modelo hegemónico de hombre", asociado a ciertos atributos como ser proveedor económico, ser autoridad en la casa, ejercer un rol dominante y tener una sexualidad activa.
"Los hombres que no pueden cumplir con el rol proveedor, que están cesantes, que viven de allegados o no tienen poder en su trabajo quedan en una posición incómoda. Serían muy pocos los hombres que cumplen con los criterios de masculinidad hegemónica. Entonces hay una constante frustración", indicó.
Aguayo explicó cómo esta masculinidad hegemónica se expresa, por ejemplo, en la valoración negativa los hombres que reciben órdenes de sus parejas mujeres, o que tienen hijas y no hijos. "En Centroamérica a los hombres que son dominados en la casa les dicen 'mandarina'. Acá en Chile se les dice 'macabeo'. Y a los que tienen sólo hijas les dicen 'calzonudo' o 'chancletero' en otros países de América Latina".
Además, se refirió a la tensión en el asumir roles de cuidado y de proveedor en el hogar y aseguró que, si bien hoy a los hombres se les demanda más dedicación de tiempo a la casa, siguen trabajando.
"En cambio las madres salen a trabajar, pero lidian con la culpa, con la idea de que deberían estar en la casa. Los países que han avanzado en estas materias han tardado varias décadas y han usado estrategias integrales, como la equidad salarial y el postnatal masculino. Si no igualamos salarios, no habrá igualdad en cuidados. Si hay que elegir quién sale a trabajar y quién se queda en la casa, se elige al de mayor salario para salir y ése es el hombre", advirtió.
Por último, Merry Hernández, estudiante de Administración Pública y Representante de la Secretaría de Sexualidades y Género (SESEGEN) en la Escuela de Gobierno del INAP, abordó la agenda feminista emanada de la movilización estudiantil del primer semestre de este año, y las tensiones que genera en las comunidades.
A su juicio, a diferencia de antiguas olas feministas que tuvieron demandas jurídicas, legales y materiales, hoy hay una exigencia feminista en materia de acceso al poder. "La dominación se establece en las relaciones sociales. Aquí se evidencia que hay dominación en el lenguaje, en la manipulación en relaciones de pareja, etc. Y hoy podemos decir que hay una tolerancia cero a cualquier situación de abuso o acoso y un empoderamiento de nuestras compañera", explicó.
Sin embargo, Hernández destacó la importancia de respetar los procesos de las personas que han sido víctimas de abuso o acoso, así como de sus pares, y priorizar la contención antes de acusar "encubrimientos" de los victimarios.
"Debemos hacer un acompañamiento a nuestras compañeras que han sido violentadas, también a quienes han sido acusadas de encubrimiento", señaló.
"Muchas veces estamos en una actitud de cuestionamiento constante y olvidamos el acompañamiento a nuestras compañeras. Las mujeres no nacen siendo feministas, eso se va construyendo. Cada persona tiene sus tiempos para abordar estos cambios", dijo.