Por Mireya Dávila

El primer año de gobierno

El primer año de gobierno

Se esperaban tiempos mejores y una segunda transición al desarrollo en este primer año de gobierno. Se dijo que era necesario desmontar las principales políticas del mandato anterior en materia tributaria, educacional y laboral, para crear un proyecto que concitara mayorías políticas y sociales para ganar futuras elecciones. El amplio respaldo logrado en su elección (pero escaso a nivel nacional) creó una falsa percepción de que era posible realizar cambios e incrementar el apoyo ciudadano. Las porfiadas encuestas dicen lo contrario.

Para lograr lo anterior hubiese sido necesario desplegar un relato coherente de ese proyecto político, que sigue siendo exigido por sus bases de apoyo, especialmente los empresarios; una sólida dirección de la coalición de gobierno y del gabinete, para implementar este relato; un control de la agenda limitando el desgaste del gobierno; y la puesta en escena de las políticas prometidas.

Pero se han observado más reacciones que estrategias articuladas. El manejo de la coalición, si bien ha sido mejor que en su gobierno anterior, no ha estado exento de conflictos. Inadecuados dichos de ministros sin experiencia política, provenientes del sector empresarial, provocaron crisis innecesarias. Otros con trayectoria política militante no logran alinear una coalición que muestra sus dos almas y mantiene una soterrada pugna por imponerse. El Ejecutivo ha perdido no pocas veces el control de la agenda, dificultando su gestión y debilitando los recursos políticos para impulsar su proyecto. Con el asesinato de Camilo Catrillanca además se evidenciaron importantes contradicciones y cambios de opinión. Pese a la dispersión partidaria y programática de la oposición, el Ejecutivo no ha podido superar su condición de minoría parlamentaria. La convocatoria a los grandes consensos vía comisiones presidenciales ha derivado en una agria disputa con la DC por el caso del subsecretario Castillo.

Las desavenencias al interior de la coalición alcanzan también al modelo económico. Como ejemplo, está la reciente confrontación entre el Presidente y la Sofofa por la rebaja tributaria. Se suman las promesas no cumplidas a la clase media en una economía que no despega. En este segundo año se verá si el gobierno Piñera II será capaz de superar estos desafíos e instalar las bases de su proyecto político.

Columna publicada en La Segunda el 12 de marzo de 2019.

Mireya Dávila es profesora asistente del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

Las opiniones vertidas en esta columna son de responsabilidad de su(s) autor(es) y no necesariamente representan al Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.

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