Anna Heikkinen es una periodista finlandesa e investigadora posdoctoral especializada en política de recursos naturales, conflictos socioambientales y cambio climático en América Latina. Ámbitos que recientemente profundizó en Chile tras realizar una pasantía posdoctoral en la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile, gracias a la invitación realizada por el Departamento de Estudios Políticos, con la finalidad de fortalecer el intercambio académico internacional y promoviendo el diálogo sobre sostenibilidad, derechos ambientales y gobernanza del agua.
Heikkinen, doctora en Ciencias Sociales e investigadora de la Universidad de Helsinki, estuvo más de un mes en Chile, donde además de visitar la Facultad de Gobierno, realizó un trabajo de campo en la localidad de Peine, en la región de Antofagasta, como parte de un proyecto de investigación que aborda el impacto de la instalación de plantas desalinizadoras desde una perspectiva de la ecología política y la justicia hídrica, con miras a la reparación del daño causado a ecosistemas y comunidades desde las industrias mineras. Su investigación busca entender si la desalinización podría constituir una oportunidad viable y sostenible frente a los efectos de la sequía y la creciente demanda hídrica de la gran minería en el norte de Chile.
Su enfoque metodológico combina material documental, fotografías, narración periodística y una mirada crítica centrada en la reparación ambiental y social. Además de su labor académica, Heikkinen escribe artículos periodísticos sobre temas ambientales y América Latina, publicados en medios como Helsingin Sanomat y Ojo Público . Entre sus publicaciones académicas recientes se encuentran estudios sobre el extractivismo verde y las vulnerabilidades climáticas en los paisajes acuáticos de las tierras altas peruanas
Heikkinen también ha participado en proyectos de investigación y desarrollo en Perú y Guatemala, y ha asistido a conferencias académicas en diversos países de América Latina, incluyendo Colombia, Cuba, Chile y Argentina.
Quisimos conocer más del quehacer de la investigadora finlandesa y esto nos contó:
¿Qué te motivó a investigar sobre el uso de agua desalinizada en la minería chilena? ¿Por qué elegiste Chile, y en particular la localidad de Peine?
Para mi doctorado estudié conflictos relacionados con el agua en Perú, vinculados a la minería y al cambio climático. Esto me llevó a reflexionar sobre la cuestión de la justicia hídrica en el contexto de la transición energética. Me llamó la atención que en el país vecino —Chile— se esté impulsando la desalación en las minas de cobre (uno de los minerales clave para las tecnologías verdes) como solución a la escasez de agua. Esto es lo que inspiró mi actual investigación de postdoctorado, en la cual estoy explorando si la desalación puede contribuir a una gestión más equitativa del agua en la minería. La localidad de Peine me pareció un caso interesante, ya que recientemente ganaron un juicio contra tres empresas mineras por haber secado un acuífero, y ahora estas deben reparar el daño. Me interesa saber qué papel está jugando el agua desalinizada en este proceso.
Desde tu mirada como investigadora europea, ¿qué particularidades encontraste en el caso chileno respecto a la gestión del agua y los conflictos socioambientales?
Chile es un caso particular a nivel mundial en la gestión del agua, por ser el único país que tiene un sistema privatizado del recurso. Esto ha llevado, en muchos casos, a la acumulación de derechos de agua por parte de grandes empresas y a la sobreexplotación de los acuíferos. A raíz de ello surgen muchos de los conflictos hídricos en el país. Ahora, con la desalación, los conflictos parecen disminuir en las zonas cercanas a la actividad minera. Sin embargo, al mismo tiempo existe el riesgo de que se generen nuevos conflictos en la costa, donde se ubican las plantas desaladoras de las minas.
¿Crees que la desalinización puede ser una solución real frente a la crisis hídrica en el norte de Chile? ¿Qué condiciones serían necesarias para que esta tecnología aporte de forma justa y sostenible.
Por una parte, sí, la desalación forma parte de la solución a la crisis hídrica urgente. Un ejemplo concreto es la ciudad de Antofagasta, que ahora se abastece al 100 % con aguas desalinizadas. Por otro lado, el problema es que actualmente el 80 % del agua desalinizada del país se destina al uso minero. Esto ha reducido, hasta cierto punto, el uso de las aguas continentales, pero al mismo tiempo permite que las operaciones mineras sigan creciendo, siendo precisamente una de las principales causas de la crisis hídrica. Con la desalación tal vez ya no se esté sobreexplotando los acuíferos, pero se corre el riesgo de generar “una nueva crisis hídrica” en el mar y la costa. Me refiero a los impactos ambientales de la construcción de las desaladoras y a los efectos de los procesos de desalinización. Por ello, se debería pensar cómo esta tecnología puede beneficiar no solo a la minería, sino también a la población. Y de qué manera se puede operar y regular esta tecnología con un menor impacto ambiental.
En el seminario interno organizado por la Dirección de Investigación de la Facultad de Gobierno, presentaste la ponencia "¿Reparando el desierto? El uso de agua desalinizada en la minería en el contexto de la transición verde en Chile". Ahí hablaste de “reparar el desierto”. ¿A qué te refieres con esta idea? ¿Es posible reparar el daño socioambiental causado por la gran minería?
El término “reparar” en mi investigación tiene una implicación tanto concreta como simbólica. Por un lado, estoy observando cómo el hecho de que las minas reduzcan o cesen la extracción de agua en el desierto (al utilizar agua desalinizada) puede ayudar al proceso natural de restauración del ecosistema. Sin embargo, especialistas en biología me han comentado que no es posible reinyectar agua desalinizada en los acuíferos desérticos. Por otro lado, estoy explorando qué significa simbólicamente para las comunidades que viven junto a —y de— ecosistemas dañados una reparación justa. También existe la idea de “reparar” las políticas o modelos que permitieron la sobreexplotación de los recursos hídricos. La investigación aún está en curso, por lo que no tengo una respuesta definitiva todavía.
¿Cuáles son, en tu opinión, los principales vacíos legales o institucionales que dificultan una gobernanza justa del agua en zonas mineras?
Creo que el principal reto es el modelo de gestión del agua. En los últimos años se han hecho ajustes al Código de Aguas con miras a una gestión más sostenible y ecológica del recurso hídrico. Sin embargo, sigue primando el enfoque económico.
¿Cómo evalúas el rol del Estado chileno en la regulación del uso de agua desalinizada y en la protección de comunidades afectadas?
Actualmente se está debatiendo una nueva ley de desalinización que busca regular mejor este sector y dar prioridad al consumo humano y a la protección de los ecosistemas. Este sería un paso importante para garantizar el acceso al agua por parte de las comunidades y proteger los ecosistemas marinos y costeros. Por otro lado, en términos generales, como muestra el caso de Peine, el estado de derecho funciona en Chile en materia ambiental. De hecho, fue el Consejo de Defensa del Estado quien inició la demanda judicial, y luego la comunidad se sumó. Esto demuestra que el Estado protege los derechos de las comunidades cuando las empresas mineras los vulneran.
¿Cómo ha sido tu experiencia en la Facultad de Gobierno de la Universidad de Chile? ¿Qué relevancia le das a este tipo de pasantías para fortalecer el diálogo académico internacional?
Muy linda y fructífera. Agradezco a todos los que en la facultad hicieron las gestiones para que la visita fuera posible. Fue muy beneficioso para mí poder dialogar sobre mi investigación con académicos chilenos que conocen mejor el contexto. También recibí apoyo con contactos clave para mi investigación. Al mismo tiempo, disfruté mucho participar en las actividades de la facultad y aprendí mucho de las investigaciones que allí se están realizando. Creo que este tipo de actividades crean espacios para conversar sobre temas que no necesariamente surgen en los encuentros en línea o más formales. Por estas razones, considero que este tipo de pasantías son muy valiosas para fortalecer los diálogos académicos internacionales.
¿Cuáles son los próximos pasos de tu investigación y cómo te gustaría que se proyecten sus resultados a nivel regional o global?
Ahora que regreso a mi universidad en Finlandia, voy a comenzar un análisis más profundo del material que pude recolectar en Chile. Más adelante, esto se publicará en forma de artículos académicos y también en un documental. Espero que estas publicaciones generen más debates sobre formas más justas de enfrentar la crisis hídrica, tanto en Chile como en otros lugares que enfrentan retos similares.